La comunicación es fundamental para que las personas se entiendan. Solo a través de señales habladas y no habladas podemos conectar con quien nos escucha y sentir que podemos clasificarlo. Las señales no verbales afectan más en la primera impresión que las palabras. Sin embargo, en la siguiente etapa, la comunicación verbal se vuelve clave para validar esa impresión.
Cuando dos personas se encuentran, comienzan a intercambiar mensajes. Esto implica que emiten señales que su compañero interpreta de cierta manera y a las que responde. En este proceso, no es imprescindible hablar, ya que las señales no verbales también son fundamentales en la interacción humana. Sin embargo, en la vida cotidiana, la comunicación verbal es clave para determinar cuán bien se relacionan dos individuos, ya sea en el ámbito laboral o personal.
La importancia de comunicar con claridad y empatía
Para que la comunicación verbal sea efectiva y genere comprensión mutua, es esencial hablar con claridad y empatía. Expresarse de manera clara implica elegir palabras precisas, evitar ambigüedades y estructurar el mensaje de forma que sea fácilmente comprendido por la otra persona. Esto no solo facilita que se eviten malentendidos, sino que también transmite respeto por el tiempo y la atención del receptor.
Por otro lado, la empatía al hablar y escuchar permite que las personas se sientan valoradas y comprendidas, fomentando un ambiente de confianza. La empatía se manifiesta al tomar en cuenta cómo el mensaje puede ser percibido, adaptando el tono y el ritmo según el contexto y las emociones de la otra persona. Además, escuchar con respeto y empatía permite captar no solo las palabras, sino también los sentimientos e intenciones que las acompañan, enriqueciendo la interacción y creando un intercambio más profundo.
La comunicación verbal, en este sentido, abarca más que el mero intercambio de palabras. Incluye mensajes hablados, escritos, lenguaje de señas y cualquier forma estructurada de transmitir significado, permitiendo que cada individuo exprese sus pensamientos y sentimientos de una manera que fomente el entendimiento y el respeto mutuo.
Comparación entre comunicación verbal y no verbal
La palabra “oral” proviene del latín verbum (en español, “palabra”) y se traduce como “literal”. Desde aquí, se puede entender que la principal diferencia entre estas dos formas es el uso de palabras para comunicarse. La comunicación verbal requiere el uso del lenguaje en sus diversas formas. Por otro lado, la comunicación no verbal se fundamenta en todas las señales que una persona emite, ya sea de forma intencionada o involuntaria. Estas señales comprenden no solo el lenguaje corporal, como gestos, expresiones faciales, posturas y movimientos, sino también los aspectos que elegimos de manera consciente, como la ropa, el peinado o el maquillaje. De manera más extensa, esta definición incluye incluso objetos materiales, como automóviles o la decoración del hogar, que también pueden revelar información sobre la personalidad del dueño.
La interconexión entre comunicación verbal y no verbal en la vida cotidiana
En las interacciones cotidianas, la comunicación verbal y no verbal están profundamente entrelazadas, funcionando juntas para enriquecer y dar mayor contexto a los mensajes que transmitimos. Incluso cuando no estamos físicamente frente a la persona con quien hablamos, como en una conversación telefónica, ciertos elementos no verbales se hacen presentes. Por ejemplo, el tono de voz, el ritmo y la entonación son factores que comunican información más allá de las palabras y pueden revelar la actitud o el estado emocional de la otra persona, como si se encuentra calmada, apresurada, entusiasmada o nerviosa. Estas señales, aunque sutiles, juegan un papel crucial en la interpretación del mensaje, ya que a menudo transmiten la verdadera intención detrás de lo que se dice.
En contextos presenciales, la comunicación no verbal es aún más evidente. Desde el primer momento en que nos encontramos cara a cara, comenzamos a formar impresiones basadas en señales como el lenguaje corporal, el contacto visual y la expresión facial. Estos primeros momentos son determinantes para establecer simpatía, generar confianza o evaluar si una persona es digna de nuestra confianza o interés. El contacto visual, por ejemplo, puede sugerir sinceridad o interés, mientras que una postura relajada y abierta tiende a proyectar amabilidad y confianza.
En el ámbito laboral, estas habilidades comunicativas, tanto verbales como no verbales, son esenciales para desarrollar relaciones efectivas y productivas. Las habilidades de comunicación verbal permiten que los colaboradores transmitan ideas, instrucciones y retroalimentación de manera clara y precisa, lo cual es fundamental para minimizar malentendidos y promover la eficiencia en el trabajo. Por su parte, las habilidades no verbales, como mostrar empatía a través de un lenguaje corporal receptivo y mantener una postura adecuada, contribuyen a establecer un entorno de confianza y respeto mutuo, fortaleciendo la cohesión y la colaboración entre colegas.
Además, los profesionales que dominan tanto la comunicación verbal como la no verbal están mejor equipados para adaptarse a diversas situaciones laborales, desde conversaciones informales hasta reuniones formales con directivos o presentaciones frente a clientes. Comprender y gestionar estos aspectos de la comunicación ayuda no solo a mejorar la calidad de las interacciones, sino también a fortalecer la imagen profesional y a proyectar seguridad y credibilidad en cualquier contexto de trabajo.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.