La expresión facial es un componente crucial de nuestra comunicación y emociones, y su estudio ha evolucionado a lo largo de los años. Desde las observaciones pioneras de Charles Darwin hasta las investigaciones contemporáneas de Paul Ekman sobre microexpresiones, este artículo explora la historia y los descubrimientos científicos que revelan cómo nuestras caras reflejan sentimientos universales. A medida que nos adentramos en el fascinante mundo de la expresión facial, descubriremos la conexión entre las emociones básicas y su manifestación a través de microexpresiones, así como los retos y controversias que enfrenta la ciencia en este campo. Acompáñanos en este recorrido para entender mejor cómo nuestro rostro habla más de lo que creemos.
El inicio del estudio científico de las emociones
¿En qué momento comenzó la ciencia a preocuparse por lo que expresa nuestro rostro? Fue en el siglo XIX cuando Darwin observó el origen genético de ciertas expresiones emocionales, siendo el primer científico en estudiar este tema con hallazgos definitivos. Al mismo tiempo, su contemporáneo, el médico francés Guillaume Duchenne, identificó las diferencias neurofisiológicas entre una sonrisa voluntaria y una sonrisa natural o auténtica.
Teoría del feedback facial
Tuvimos que aguardar hasta el siglo XX para descubrir la teoría del feedback facial, propuesta por Silvan Tomkins, que establece la conexión entre los movimientos de los músculos faciales y la creación de nuestras emociones. Esto significa que, por ejemplo, sonreír puede hacernos sentir alegría, mientras que tener una expresión de descontento puede traer a la mente sentimientos de tristeza, tanto en nosotros como en los demás.
La teoría de las emociones básicas
En 1976, Paul Ekman logró unir todas las partes del rompecabezas y presentó su teoría sobre la existencia universal de las emociones básicas: sorpresa, felicidad, tristeza, miedo, ira y asco. Más tarde, añadió el desprecio a esta lista, lo que generó cierta controversia sobre su origen innato. Este psicólogo estadounidense desarrolló su propio sistema de reconocimiento, el FACS (Sistema de Codificación de Acción Facial), que hoy se utiliza en todo el mundo para estudiar los movimientos faciales. Desde entonces, los descubrimientos han continuado, y el debate científico permanece activo.
Ekman y el lenguaje corporal
Paul Ekman no solo es un psicólogo muy conocido (ha colaborado en la creación de la serie Míénteme y en la película Inside Out), sino que también es uno de los primeros en explorar un área fascinante de la ciencia del comportamiento: el estudio del lenguaje corporal, especialmente de las microexpresiones. Comprender más sobre este tema podría ayudar a mejorar nuestro entendimiento de la comunicación y de las emociones básicas y universales, si es que realmente hay tales emociones.
Las microexpresiones: un vistazo rápido a las emociones
¿Qué son las microexpresiones? En esencia, una microexpresión es una reacción facial que ocurre de manera involuntaria y automática, y aunque dura menos de un segundo, puede revelar el estado emocional de la persona que la emite. Según las teorías de Ekman y otros investigadores, las microexpresiones son universales, ya que resultan de la activación de ciertos genes que hacen que determinados músculos faciales se contraigan simultáneamente según un patrón definido cada vez que surge una emoción básica. De aquí se deducen dos conceptos adicionales: que las microexpresiones se manifiestan de la misma manera en cualquier ser humano, sin importar su cultura, y que hay un grupo de emociones universales asociadas a estas breves manifestaciones faciales. A través de su investigación sobre las microexpresiones, Paul Ekman ha intentado identificar los mecanismos psicológicos y fisiológicos fundamentales que se expresan de manera similar en todas las sociedades humanas y que, por lo tanto, tendrían un alto grado de heredabilidad genética.
La conexión entre microexpresiones y emociones fundamentales
La conexión entre las microexpresiones en la cara y las 5 emociones básicas sugeridas por Paul Ekman se fundamenta en el concepto de adaptabilidad. Si hay un conjunto claro de emociones y una forma específica de mostrarlas, esto implica que otros individuos de la misma especie pueden identificarlas y aprovechar esa información para beneficiar a su grupo.
La importancia del reconocimiento emocional
Así, en situaciones de riesgo o cuando un aspecto del entorno se vuelve muy relevante, las personas sentirán una fuerte activación emocional, y los demás podrán darse cuenta rápidamente de que algo está sucediendo, comenzando a buscar pistas para entender mejor la situación. Este concepto no es nuevo; Charles Darwin ya lo mencionó en sus obras sobre las emociones en seres humanos y animales. No obstante, investigadores más actuales se han enfocado en este ámbito, dedicando gran parte de su tiempo y esfuerzo a estudiar esta área específica de la psicología y la fisiología.
Controversias y desafíos en la investigación
Se debe señalar que aún no está claro si hay microexpresiones faciales que sean universales. Para esto, sería necesario entender completamente el comportamiento típico de las personas en todas las culturas, lo cual no se ha logrado. Además, en un entorno de laboratorio es complicado provocar las emociones específicas que los investigadores desean estudiar, sin que intervengan otras emociones. Por esta razón, a pesar de que Paul Ekman ha intentado investigar hasta qué punto hay emociones básicas universales y las expresiones faciales que las acompañan, siempre podría haber una excepción en alguna parte remota del mundo que ponga en duda la teoría de la universalidad. No obstante, se han encontrado indicios de que, al menos por unas milésimas de segundo, los integrantes de muchas culturas comunican sus sentimientos con expresiones similares.
Estudio de microexpresiones en deportistas
Un estudio publicado en Psychological Science analizó grabaciones de cómo actuaban los deportistas que competían por una medalla en los juegos olímpicos. Se descubrió que todos mostraban el mismo tipo de microexpresiones de inmediato al enterarse de si habían ganado o perdido, aunque luego cada persona ajustaba estos gestos según su cultura. Esto representa precisamente la idea central de las microexpresiones que ha planteado Paul Ekman: primero hay una respuesta automática y común a los estímulos emocionales, y luego cada individuo regula sus gestos.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.