Las discusiones son parte natural de cualquier relación, ya sea personal o profesional. Sin embargo, la tensión que surge tras un conflicto puede dificultar la reconciliación y el restablecimiento de un ambiente armonioso. A menudo, el lenguaje verbal no es suficiente para suavizar las emociones y retomar la comunicación. En este contexto, la comunicación no verbal se convierte en una herramienta invaluable. A través de gestos, expresiones faciales y posturas, podemos transmitir nuestras intenciones de manera más efectiva, ayudando a romper el hielo y a restablecer el diálogo. En este artículo, exploraremos cómo utilizar la comunicación no verbal para aliviar la tensión después de una discusión y facilitar un regreso a la normalidad, fortaleciendo así nuestras relaciones interpersonales.
La incomodidad tras una discusión
Después de una discusión, la sensación que experimentamos es desagradable y tiene un carácter negativo, nunca positivo. Podemos sentirnos enojados por las injusticias dichas, tristes por la pérdida del buen ambiente anterior a la discusión, o decepcionados por las reacciones del otro. Estas emociones a menudo coexisten después de una discusión, ya que es posible experimentar múltiples sentimientos al mismo tiempo. Además, las reacciones después de una discusión son clave para volver a la normalidad, pero a menudo actuamos torpemente, lo que termina añadiendo más tensión y generando nuevos sentimientos negativos.
El obstáculo del lenguaje corporal
El lenguaje corporal después de una discusión es un gran obstáculo. El lenguaje no verbal que acompaña a estos estados negativos no favorece la resolución de conflictos, sino todo lo contrario. Esto tiene razones evolutivas que siguen siendo válidas hoy en día. Naturalmente, ambas partes tienden a aumentar la distancia física entre ellas; los tonos de voz (si se hablan) son más graves, como salidos de una cueva; hay poco contacto físico; probablemente nuestra expresión facial sea tensa o apagada, al igual que nuestras posturas. Incluso sin darnos cuenta, nuestro lenguaje no verbal puede denotar tensión, rechazo o desaprobación cuando la otra persona habla con otras personas. Es posible que decidamos acentuar este lenguaje no verbal distante y adoptar un estilo pasivo-agresivo, mostrando una clara hostilidad hacia la otra persona, como ignorarla, mirarla fijamente con párpados tensos más tiempo de lo normal, no hablarle a ella pero sí a otros, o abandonar la habitación si ella aparece.
Utilizando la comunicación no verbal para romper el hielo
Romper el hielo no siempre requiere hablar directamente. A veces, la comunicación no verbal puede ayudarnos a establecer un ambiente más cálido antes de entablar una conversación. En lugar de lanzarnos a hablar, podemos usar gestos, miradas y otros lenguajes corporales para preparar el terreno. Esto puede ser como echar sal en la carretera antes de que se congele, evitando así que la situación se enfríe por completo. La clave es enfocarnos en el “cómo” nos comunicamos, no solo en el hecho de hablar. Recordando que los problemas pueden ser recurrentes, lo importante es saber reaccionar de manera adecuada, y en esos casos, la comunicación no verbal puede ser un gran aliado.
Propósitos de la comunicación no verbal
El propósito de utilizar una estrategia de comunicación no verbal para manejar el conflicto es triple: Evitar que la discusión genere más daños debido a una reacción hostil. Facilitar una transición y promover una posterior resolución verbal positiva. Fomentar un ambiente donde demostramos nuestra intención de acercarnos y resolver. Después de una discusión que queremos dejar atrás, el enfoque debe estar en reproducir el lenguaje no verbal que tenemos cuando hay normalidad.
Controla tu expresión física
Toma el control de cómo te estás expresando físicamente. Más allá de la discusión o los sentimientos, tu objetivo es mejorar las cosas. Crea un ambiente calmado para poder hablar. En lugar de centrarte en tu dignidad u orgullo, enfócate en reproducir el lenguaje corporal que tienes cuando todo está bien. Esto es una declaración clara de intenciones: Usa un tono de voz variado, evita las distancias físicas grandes y mantén las normales (aunque sea difícil). No te dirijas al otro desde la puerta de una habitación. Sonríe con una sonrisa discreta y cordial si os cruzáis o hay que comentar algo. Un leve toque en el brazo al saludarse o proponer algo. En las redes sociales, no lo ignores, sino actúa con normalidad.
Reconociendo la situación sin negarla
No es necesario actuar como si nada hubiera pasado. No se trata de negar la situación. Aunque intentemos mantener una apariencia de normalidad, es probable que la tensión se filtre de alguna manera. No importa, aplicar algunas de esas estrategias ayudará a mostrar que estás disponible para hablar, que sí hubo un conflicto que está pendiente, pero que es solo eso: una diferencia sobre temas específicos, y no el fin de vuestra relación laboral o personal. Cuando llegue el momento de retomar la discusión, es muy probable que ambas partes podamos hablar con la intención de entendernos y escuchar con mayor receptividad.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.