La investigación realizada en la Universidad Estatal de Georgia revela que la lengua materna influye en la forma en que las personas transmiten información desde temprana edad, lo que sugiere la existencia de un sistema de comunicación universal. La profesora Şeyda Özçalışkan, del Departamento de Psicología, ha estado estudiando la conexión entre el lenguaje y el pensamiento. Su último estudio, publicado en la revista Language and Cognition, es una extensión de investigaciones previas con adultos. En este caso, Özçalışkan, junto con Susan Goldin-Meadow de la Universidad de Chicago y Che Lucero de la Universidad de Cornell, se enfocaron en niños de 3 a 12 años que hablaban inglés o turco, y les pidieron que utilizaran sus manos para realizar acciones específicas, como entrar corriendo a una casa.
Los investigadores se interesaron en comparar el inglés y el turco porque estas dos lenguas tienen formas muy diferentes de describir los mismos eventos y acciones. En turco, la tendencia es dividir la acción en varias partes o etapas, utilizando múltiples palabras o frases, mientras que en inglés generalmente se puede expresar la misma acción en una sola frase o cláusula.
Los investigadores querían explorar si estos patrones lingüísticos tan dispares también se reflejaban en los gestos y movimientos corporales que acompañan la expresión verbal. Buscaban determinar a qué edad los niños hablantes de estas lenguas aprenden y empiezan a interiorizar estas diferencias de codificación lingüística y gestual.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores pidieron a los niños participantes que describieran una acción determinada, primero utilizando el habla y luego solo mediante el uso de los gestos y movimientos de las manos. De esta manera, podrían observar si los niños reprodujeron las mismas diferencias en la forma de expresar la acción que se observan entre el inglés y el turco, tanto a nivel verbal como gestual.
Los resultados de este experimento les permitirían entender mejor cómo los patrones lingüísticos se relacionan con los patrones gestuales, y cómo los niños aprenden a integrar ambos modos de expresión a medida que van dominando su lengua materna.
Los niños que hablan diferentes idiomas, como turco e inglés, tienden a usar gestos que se ajustan a las convenciones de su respectivo idioma. Sin embargo, cuando los niños se comunican solo a través de gestos sin hablar, sus movimientos corporales son notablemente similares, independientemente de su lengua materna. Esto se debe a que es más sencillo expresar conceptos como “correr” o “entrar” mediante un único gesto que a través del habla, especialmente para los hablantes de turco, cuyo idioma requiere utilizar frases separadas para estos conceptos. Por lo tanto, cuando no se usa el lenguaje verbal, los gestos pueden combinarse de manera más fácil y natural, sin seguir las estructuras lingüísticas específicas de cada idioma. Estos patrones de comunicación gestual se observan desde edades muy tempranas.
Los niños pequeños empiezan a usar gestos que siguen los patrones de su habla a los 3-4 años. Özçalışkan y Goldin-Meadow estudiaron a adultos videntes y ciegos que hablaban inglés y turco. Encontraron las mismas diferencias entre los gestos que acompañan el habla y los gestos silenciosos, incluso entre los participantes ciegos de nacimiento, quienes nunca habían visto a nadie gesticular. Según Özçalışkan, todos los estudios han tenido resultados muy similares, y muchos de los gestos utilizados se parecen a los “sistemas de signos caseros” informales creados por niños sordos cuyos padres oyentes no les enseñaron el lenguaje de signos convencional. Estos gestos reflejan algunas de las estructuras básicas que se observan en los primeros lenguajes de signos.
Este estudio sugiere la posibilidad de que exista un sistema universal de gestos que nos permita comunicarnos, independientemente del idioma, la capacidad auditiva o visual que tengamos. Özçalışkan afirma que el siguiente paso es investigar a niños ciegos de habla turca e inglesa para ver si se presentan los mismos patrones gestuales que se han observado en otros estudios.
En investigaciones previas, se encontró que los adultos ciegos tienden a gesticular de manera similar a los adultos con visión. Si bien hay algunas diferencias en cuanto al habla y los gestos que acompañan el discurso, cuando las personas no están hablando, los patrones gestuales muestran notables similitudes entre aquellos con y sin discapacidad visual. Esto sugiere que hay un componente innato y universal en la forma en que los seres humanos nos expresamos a través del lenguaje corporal.
La siguiente pregunta clave a responder es cuándo durante el desarrollo se empiezan a observar estas evidencias de un sistema gestual común. ¿Los niños ciegos desde temprana edad ya muestran estos patrones similares a los de los niños con visión, o es algo que se va adquiriendo con el tiempo y la experiencia? Investigar el surgimiento y evolución de estos gestos universales en la infancia aportaría información valiosa sobre los orígenes y la naturaleza de la comunicación no verbal en los seres humanos.
Comprender mejor este sistema gestual compartido, independiente del sentido de la vista, podría tener importantes implicaciones prácticas. Por ejemplo, facilitaría la comunicación y la interacción social de personas con discapacidades sensoriales, al brindarles herramientas alternativas de expresión y entendimiento mutuo. En resumen, este campo de investigación abre una ventana emocionante para explorar los fundamentos biológicos y cognitivos de nuestra capacidad innata de comunicarnos de formas más allá del lenguaje oral o escrito.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.