Diversos estudios han demostrado que las primeras impresiones se forman de manera extremadamente rápida. Los estudios muestran que las primeras impresiones se generan en los primeros siete a diecisiete segundos de un encuentro. En este breve lapso de tiempo, las personas ya han comenzado a evaluar tu credibilidad, confiabilidad y simpatía. Aunque esta rapidez pueda parecer superficial, está profundamente arraigada en nuestro comportamiento social y evolutivo . En un estudio de la Universidad de Princeton, de concluyó que las personas forman su primera impresión de alguien en apenas una décima de segundo. Esto resalta la velocidad con la que operamos socialmente y la pequeña ventana de oportunidad que tenemos para presentarnos de manera efectiva.
En apenas unos segundos de contacto visual, tu cerebro ya ha formado una primera impresión sobre una persona que difícilmente se puede cambiar más adelante, aunque la nueva información contradiga esa opinión inicial. Esta percepción rápida se basa principalmente en tu comunicación no verbal: tu apariencia física, tu ropa, tu postura, tus expresiones faciales, tus gestos y tu tono de voz.
Según estudios sobre lenguaje corporal, solo el 7% de la comunicación se atribuye a lo que se dice, mientras que el 38% se debe al tono de voz y el 55% al lenguaje corporal. Es decir, el 93% de la comunicación interpersonal no verbal es responsable de la formación de esa primera impresión.
La percepción instantánea y el cerebro
En el libro Blink: la decisión en un abrir y cerrar de ojos, Malcolm Gladwell argumenta que debemos aceptar la naturaleza misteriosa de los juicios instantáneos sin sufrimiento. Explica que el cerebro utiliza dos estrategias: una consciente, donde pensamos y llegamos a una respuesta, y otra inconsciente, más rápida, donde el cerebro saca conclusiones sin revelarlas de inmediato. Mientras la estrategia consciente está bloqueada, la inconsciente está explorando y utilizando fragmentos de experiencias y entornos para llegar a conclusiones sobre una persona o cosa. Los psicólogos llaman “autoimagen” a nuestra propia imagen mental. Tener una imagen positiva de uno mismo implica ser consciente de la fortaleza interior y la identidad, lo que aporta plenitud y optimismo. Alguien con una imagen distorsionada de sí mismo tiene dificultades para reconocer sus defectos, errores y límites, lo que obstaculiza las relaciones y el éxito.
Gestión de la imagen personal
Cuando cuidas de tu imagen, estás gestionando cómo los demás te percibirán. Esto requiere autoconocimiento y supervisión constante. Trata de comprender qué mensaje transmites con tu imagen, ya sea con la ayuda de un asesor de imagen o solicitando opiniones de personas cercanas y honestas. El objetivo no es comunicar algo falso, sino recordar que tu actitud influye en tus emociones. Cuidar tu imagen no es superficial, sino asumir la responsabilidad única de asegurar el éxito de tu vida. ¿Reflejas simpatía? ¿Tienes un estilo de vestir propio? ¿Sabes usar la ropa para realzar tu figura? ¿Combinas y coordinas tus accesorios? ¿Te expresas correctamente en las redes sociales? ¿Tienes un tono de voz apropiado? ¿Sabes dar un apretón de manos firme? ¿Mantienes una postura corporal erguida que demuestre confianza? En resumen, ¿la imagen que transmites es la que deseas? Reflexiona sobre ello. Recuerda que tú eres tu propia tarjeta de presentación. Utiliza tu imagen a tu favor y ¡conviértete en el principal promotor de tu propia sonrisa!
El impacto de los estereotipos y el efecto halo
Los estereotipos y el efecto halo son elementos que pueden distorsionar nuestra primera impresión de las personas. Los estereotipos se basan en la percepción de la calidez y la competencia de las personas, según el modelo de contenido de estereotipos. Por otro lado, el efecto halo hace que atribuyamos características positivas a personas que nos parecen físicamente atractivas. Estos sesgos cognitivos pueden influir en nuestra percepción inicial de los demás.
El aspecto visual y la percepción inicial
Cuando no tenemos información previa sobre una persona, formamos una primera impresión de ella en cuestión de décimas de segundos. Incluso ver una cara durante un breve instante o escuchar una sola palabra como “hola” es suficiente para generar juicios sobre su atractivo, simpatía, credibilidad, competencia y otras características. Por otro lado, si tenemos acceso a información previa sobre alguien, como a través de las redes sociales, podemos formarnos una impresión incluso antes de conocerlo en persona. En este caso, es importante que nuestra imagen en línea sea congruente con la realidad, de lo contrario, se generarán expectativas que no se cumplirán.
Consejos para causar una buena primera impresión
El aspecto visual es fundamental para cómo los demás nos perciben inicialmente. La apariencia, higiene y lenguaje corporal son elementos críticos para causar una buena primera impresión. Un estudio reveló que las personas juzgan la confiabilidad de otros en menos de un segundo, basándose principalmente en el aspecto visual. Para maximizar tu impacto:
- Viste apropiadamente para la situación: En un entorno profesional, un atuendo pulido y formal es clave. En un contexto más informal, opta por un look limpio y ordenado. Investigaciones indican que vestirse adecuadamente puede mejorar significativamente la percepción de profesionalismo y competencia.
- Cuida tu lenguaje corporal: Mantén una postura recta, da un apretón de manos firme y sonríe. La sonrisa es contagiosa y se interpreta como un signo de confianza y amabilidad.
- Mantén contacto visual: Mantener una mirada firme y directa demuestra confianza y sinceridad, aspectos esenciales para causar una buena primera impresión.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.