El silencio a veces transmite más que el habla. Así lo expresa el abate Dinouart en su obra “El arte de callar”, publicada en la Francia del siglo XVIII, cuyos sabios consejos aún mantienen su relevancia. De sus numerosas enseñanzas, en este texto presentaré las cinco que considero más destacadas, brindándote una introducción al poder del silencio en la comunicación no verbal.
El silencio del que habla Dinouart es toda una demostración de elocuencia, incluso más allá de la premisa “es imposible no comunicar”, propuesta doscientos años después por Paul Watzlawick, el padre de la teoría de la comunicación.
El silencio de Dinouart no es la mera ausencia de palabras, sino un poder activo dentro de la retórica. Es un silencio manejado con intención, que nos permite expresar lo que realmente deseamos y lograr el efecto buscado en nuestro interlocutor.
El sabio religioso francés nos enseña en su obra que simplemente cerrar la boca no basta para permanecer en silencio. Según él, el silencio es “un arte y una disciplina”; el silencio es “la elocuencia silenciosa del cuerpo y del rostro”, por lo que es fundamental que nos preparemos y practiquemos para desenvolvernos con soltura en el silencio.
Comunicarse de manera efectiva requiere no solo dominar el uso de las palabras, sino también aprender a controlar el silencio. Es crucial desarrollar habilidades en la comunicación no verbal, superando las restricciones de un sistema educativo que ha priorizado tradicionalmente la expresión oral. Lograr un equilibrio entre el habla y el silencio es fundamental para transmitir de forma clara y eficaz.
Dicen que a los seres humanos nos lleva aproximadamente dos años aprender a hablar, pero toda una vida dominar el arte de escuchar. Esto se debe, en parte, a que para poder escuchar de verdad se requiere de un silencio interior, un silencio profundo y consciente, con el que al principio nos cuesta sentirnos a gusto.
En su obra “El arte de callar”, el abate Dinouart critica duramente la obsesión de la sociedad europea del siglo XVIII por hablar y escribir sin parar, calificándola de “enfermedad epidémica”. Aunque su enfoque se centra en los asuntos religiosos de la época, su llamado al silencio sigue siendo relevante hoy en día, frente al incesante parloteo que aqueja a nuestra sociedad inundada de información, donde todos opinan sobre todo sin tener realmente mucho que aportar.
Finalmente, Dinouart también aborda la dimensión moral del silencio, y defiende abiertamente que callar no es necesariamente mentir: “Hay formas de guardar silencio sin cerrar el corazón, de ser discreto sin ser sombrío y taciturno, de ocultar algunas verdades sin cubrirlas de mentiras”, afirma el religioso francés. En resumen, “El arte de callar” es un delicioso tratado de amena lectura, muy recomendable para comprender que este asunto de la comunicación no verbal no surgió recientemente, ni es una simple tendencia pasajera.
Los 5 consejos para dominar el arte de callar
- Guardar las palabras es el comienzo de la verdadera sabiduría. Vivimos en un mundo abrumado por datos e información, donde se valora en exceso el hablar sin parar. Callar es la clave para escuchar con atención y tener plena conciencia, habilidades fundamentales para una comunicación valiosa y provechosa. No lo olvides, el silencio es el camino directo hacia el entendimiento y la sabiduría.
- No te apresures a hablar si lo que vas a decir no es más importante que el silencio. Nos han enseñado erróneamente a temer parecer poco inteligentes si no tenemos algo que decir en un momento determinado, pero nadie nos advierte que es mucho peor hablar y revelar nuestras deficiencias, nuestra falta de preparación o insensibilidad. Acostúmbrate a escuchar tu silencio: descubrirás que es demasiado valioso para interrumpirlo sin razón.
- Dominar el arte del silencio es clave para expresarse con elocuencia. Antes de poder hablar con fluidez, debes cultivar la capacidad de escuchar. Solo a través de la escucha atenta, tanto a los demás como a tu propia voz interior, podrás desarrollar un discurso auténtico y significativo. Recuerda que tus palabras te comprometen, mientras que tu silencio te otorga el poder de la prudencia. El dominio del lenguaje radica en saber cuándo hablar y cuándo callar.
- El silencio, un elemento clave en la elocuencia
El silencio, como la ausencia de palabras, también transmite un mensaje. Puede decir tanto o más que las propias palabras. Tu comunicación no se limita a lo que dices, sino también a lo que no dices. El silencio es una parte indispensable de la retórica, y además es un recurso excelente para regular la conversación, recuperar el control del debate o incluso resaltar tus palabras. Comienza por ser consciente del efecto que tienen las pausas cuando hablas.
- Un rostro en silencio puede comunicar de manera más efectiva que las palabras. Lo más importante es la comunicación no verbal. Por lo general, tu expresión facial puede ser más expresiva que tu discurso, y sobre todo, más confiable. Estate atento a tus emociones y deja que tu cuerpo también exprese por ti, sin perder de vista el efecto que tienes en tu interlocutor. Esta retroalimentación te permitirá ajustar tu comportamiento.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.