El modo en que el docente se expresa y se mueve en el aula es fundamental para favorecer el aprendizaje. Una comunicación no verbal efectiva en el salón de clases genera un entorno propicio para el aprendizaje, disminuye la distancia entre el profesor y los estudiantes, crea un ambiente de confianza y respeto, y permite una mejor asimilación de los contenidos, entre otros beneficios.
La forma en que un maestro interactúa y guía a su clase es fundamental para motivar a los alumnos, generar un aprendizaje significativo y lograr buenos resultados académicos, como lo demuestran numerosos estudios. En otras palabras, cuando el comportamiento de un docente nos resulta atractivo, aprendemos con mayor rapidez y eficacia, ya que nuestro cerebro tiende a centrar su atención y a emular aquellas conductas que le resultan más estimulantes a nivel emocional.
El manejo efectivo de la comunicación no verbal en el aula es un asunto multifacético que requiere capacitación y práctica especializadas. No obstante, si eres maestro, puedes comenzar con estos diez consejos prácticos que he recopilado en una útil infografía. Aplícalos con tacto, cautela y sentido común, y pronto empezarás a ver los beneficios.
- Sonreír beneficia a todos. La sonrisa es una poderosa herramienta de comunicación, con capacidad de difundirse rápidamente. El cerebro humano identifica más fácil y velozmente la expresión facial de felicidad que otras emociones básicas. Sonríe a ti mismo y luego a tus estudiantes. Verás cómo el ambiente en el aula adquiere el mismo carácter cálido y cordial que tu propia sonrisa. Además, este gesto incrementará el impacto cuando decidas adoptar una actitud más seria.
- Camina con confianza y seguridad. Tu forma de andar refleja tu presencia como docente, y puede transmitir un mensaje sutil de inseguridad que tus alumnos captarán rápidamente. Evita posturas cerradas o encogidas, no agaches la cabeza, no uses carpetas u objetos para protegerte, y avanza sin titubear, pero sin correr tampoco. Camina con rectitud y estabilidad, sin rigidez, con la barbilla ligeramente elevada, los hombros equilibrados, el torso abierto y pasos firmes. Y no solo en el aula, también por los pasillos del centro. Este es tu territorio, así que debes dominarlo con naturalidad.
- Mantente de pie y recorre el aula. Siempre que puedas, levántate para hablar. De esta manera, atraerás la atención de tus estudiantes con mayor facilidad y podrás utilizar todo tu cuerpo para enriquecer tu mensaje. Es muy importante que te muevas por todo el espacio: transmitirás confianza y dominio sobre el territorio, captarás la atención desde cualquier ángulo, y conseguirás que los estudiantes te sigan con la mirada. Mantén a tu audiencia alerta, recuerda que tú tienes el control del espacio. Evita dejar “puntos ciegos” que puedan facilitar las distracciones. Mueve tu torso como la antena de un radar, orientándolo hacia todos los rincones del aula, e inclínate ligeramente hacia quienes te dirijan la palabra.
- Mantén un contacto visual con tus alumnos. Establecer contacto visual es fundamental para abrir canales de comunicación efectivos. Mira a cada uno de tus alumnos mientras hablas, sin centrarte solo en los que tienen problemas de comportamiento o los más participativos. Hazles saber a todos que estás atento y disponible. Evita las miradas fugaces, pues pueden parecer amenazadoras y generar desconfianza. Tampoco des la espalda ni te gires hacia la pizarra cuando estés hablando.
- Acompaña tus palabras con gestos ilustrativos y expresivos. Los movimientos de tus manos y brazos pueden aumentar la credibilidad de tu mensaje. Utiliza gestos amplios, abiertos y armónicos para rodear y delinear tus ideas, señalar, advertir y enfatizar. Evita los gestos adaptadores, como manipular la ropa o los objetos, ya que pueden transmitir inseguridad y nerviosismo. Asimismo, cuida de no cerrar los puños, pues pueden expresar tensión o agresividad, ni apuntar con el dedo índice, que puede resultar amenazante. En su lugar, mantén las palmas de las manos abiertas y visibles.
- Interactúa con delicadeza. El contacto físico es otro medio importante de comunicación no verbal, pero debes ser muy cuidadoso. Para ayudar a estudiantes jóvenes, tómalos de la mano; para detener un comportamiento, sujétalos suavemente de la muñeca. El contacto físico demuestra cercanía, rompe barreras y genera compromiso, pero debe usarse con mucha prudencia, naturalidad y brevedad. Las únicas partes del cuerpo apropiadas para el contacto son los brazos, hombros y parte superior de la espalda. Un leve palmada o toque acompañando tus palabras será suficiente para reforzar tu mensaje. Siempre considera la cultura y personalidad del estudiante.
- Cuando entres al salón de clases, haz que sea con una presencia impactante. La primera imagen que des a tus estudiantes es crucial, pues definirá cómo te verán durante todo el curso. No lo tomes a la ligera; establece reglas claras con los alumnos, pero también cuida tu apariencia y lenguaje corporal. Desde el instante en que cruces esa puerta, transmite sensaciones positivas que enganchen a tus estudiantes.
- Recuerda, el silencio también comunica mucho. Una pausa en el momento justo puede resaltar tus palabras anteriores o preparar el escenario para lo que dirás después. Además, es una herramienta valiosa para lograr el silencio en el aula. Claro, deberás reforzarlo con tu expresión corporal: de pie, brazos cruzados sobre el pecho y mirada fija, les harás saber que aguardas por ellos para continuar.
- Cuando un alumno esté hablando, evita interrumpir y camina hacia el fondo del aula. Desde allí, escucha atentamente a la presentación. Esto hará que la atención se centre completamente en el estudiante que habla, como si sus compañeros fueran los únicos oyentes. Además, tendrás la misma perspectiva que ellos, lo que te permitirá observar sus reacciones más espontáneas. De esta manera, ampliarás tu campo de visión, incluyendo tanto al orador como a su audiencia en un mismo plano.
- Mantener la calma es clave en el aula. Evita gritar a toda costa, ya que es una señal de que dominas la situación y puedes controlarla de forma efectiva. Si necesitas reprender a los alumnos, primero asegúrate de tener su atención y silencio, y luego usa un tono de voz sereno, firme y serio. Recuerda que incluso cuando quieres transmitir entusiasmo, no es necesario gritar para enfatizar tu mensaje. En su lugar, aprende a modular tu voz. Las variaciones en el timbre, el ritmo y el tono ayudan a mantener la atención de los estudiantes, hacen que tu clase sea más amena y facilitan el aprendizaje.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.