Visión, misión y estrategia: cómo definir un plan profesional

Tener una visión clara es fundamental para avanzar en tu carrera profesional. Primero, debes definir qué quieres lograr a largo plazo, estableciendo una dirección y rumbo a seguir. Luego, determina tu misión, es decir, la razón de ser de tu proyecto y los principios que lo guiarán. A continuación, establece objetivos específicos y medibles que te acerquen a tu meta. Finalmente, traza una estrategia o plan de acción que te permita alcanzar esos objetivos de manera organizada y eficiente. Recorrer estas etapas te ayudará a tener un camino definido y a avanzar con claridad hacia tus aspiraciones profesionales.

  1. Una visión de futuro firme es fundamental para un líder. Esto implica tener la capacidad de ver más allá de la realidad presente y visualizar cómo deberían ser las cosas. Un líder con visión no solo contempla la situación actual, sino que también actúa para lograr el cambio deseado. Como bien dijo Warren Bennis, “el carácter de un líder se define por su visión de futuro”.

La visión es el mapa que guía nuestro camino hacia el futuro. Es la imagen de lo que queremos lograr o convertirnos. Es soñar en grande, pero manteniendo los pies en la tierra. Para desarrollar esta visión, es necesario hacerse preguntas clave: ¿Cómo me veo a mí mismo dentro de 5 años? ¿Adónde quiero llegar? ¿Qué quiero alcanzar profesionalmente? ¿Qué haría si tuviera todas las facilidades a mi alcance? ¿Qué tipo de trabajo y empresa deseo? ¿Cuáles serían mis metas de desarrollo profesional? Estas reflexiones ayudarán a tener una imagen clara de lo que se quiere lograr. Con una visión definida, será más sencillo establecer objetivos concretos.

Hoy tienes la oportunidad de dar pasos que amplíen tus perspectivas futuras. Incluso puedes imaginar cómo serás en el futuro. Estas cuestiones anteriores apuntan a construir tu visión. Pero antes de encontrar las mejores respuestas, debes examinar tu situación actual. En este momento presente, debemos reflexionar sobre nosotros mismos y nuestras acciones del día a día.

Pensar en nosotros mismos y cuestionarnos: ¿Quién soy como individuo?, ¿Quién soy como profesional?, ¿Cuáles son mis prioridades clave?, ¿Cuáles son mis valores fundamentales? Estas preguntas sobre nuestra identidad, lo que hacemos y hacia dónde queremos ir, definen la línea entre nuestro presente y la visión que anhelamos para nuestro futuro. Se trata de visualizar ese futuro deseado e implementar un plan estratégico para influir en su materialización. 

  1. Tu propósito profesional. Después de examinar nuestra situación actual y formularnos preguntas clave sobre quiénes somos, qué hacemos y hacia dónde queremos ir, debemos usar esa información para establecer nuestro propósito. Debes definir tu función y lo que harás para alcanzar tu visión. Este propósito deberías expresarlo en una frase concisa, casi como un eslogan. Podrías empezar diciendo: “Mi propósito es…”. Por ejemplo: “Mi propósito es ayudar a muchas mujeres a liderar su cambio y desarrollo profesional”.

Haz preguntas que te ayuden a entender mejor tu papel y tus contribuciones como profesional. Reflexiona sobre cómo quieres que te recuerden y qué logros te gustaría alcanzar a futuro. Cuando encuentras eso que te entusiasma y lo utilizas para generar cambios positivos, puedes convertirlo en tu propósito. Todos actuamos con una intención, una razón que nos mueve a realizar nuestras actividades diarias.

Hemos definido nuestra visión, ese panorama que deseamos para nuestro mañana. Además, tenemos claridad sobre aquello que nos inspira y podemos ofrecer a los demás, cumpliendo así un propósito en nuestro contexto. Ahora es el momento de establecer metas específicas que, a través de nuestra misión, nos permitan alcanzar ese futuro que hemos imaginado y plasmado.

  1. Establecer metas claras: La clave está en tener una visión definida y una misión en mente. Partir de allí, dividir la meta principal en pequeños pasos hace que sea más alcanzable. Esos objetivos deben ser medibles, específicos, realistas pero a la vez ambiciosos, para que nos empujen a salir de la rutina. Es crucial que tus metas estén alineadas con tus valores y motivaciones, pues solo así creerás en ellas firmemente y no te rendirás. Es normal encontrar creencias limitantes en el camino, pero cuando surjan, pregúntate por qué, para superarlas. Identifica claramente los beneficios de lograr esos objetivos. Busca siempre apoyo y recursos, ya que solos es difícil llegar lejos. Compartir y rodearte de un entorno motivador te ayudará en cada paso.

Tener objetivos claros y bien definidos es solo el primer paso. Luego debemos crear un plan de acción, una estrategia que nos guíe sobre los pasos a seguir y nos ayude a encaminarnos hacia nuestras metas. Este plan nos dará la dirección y los lineamientos necesarios para poder alcanzar lo que nos hemos propuesto.

  1. Desarrollo del plan. ¿Has considerado trazar un plan para tu carrera profesional? Analiza tus metas y visualiza el camino para alcanzarlas. ¿Dónde debes comenzar? ¿Cuánto tiempo te llevará lograr tus objetivos? Gestionar tu proyecto profesional es, en esencia, planificar y organizar. Identifica tus recursos actuales y los que necesitas obtener. Determina con quiénes debes conectar para que te apoyen en este proceso. Establece un cronograma para desarrollar tu plan. En definitiva, debes crear una hoja de ruta que te guíe de tu situación actual a la posición que deseas alcanzar, del trabajo en el que estás al que te gustaría desempeñar.

El plan de un proyecto se estructura en varias partes esenciales: 

Objetivo: Es la meta que te has fijado, como conseguir un ascenso, cambiar de trabajo o dar un giro a tu carrera.

Tareas y acciones: Son los pasos concretos que realizarás, como formaciones, networking, analizar tus fortalezas y debilidades (aquí tienes un artículo de apoyo), estudiar el sector al que quieres cambiar, entre otros. Todas estas acciones están orientadas a lograr tus objetivos.

Recursos: Tanto internos (competencias, conocimientos) como externos (económicos, contactos) que te ayuden en tu camino.

Plazos: El tiempo que te has marcado para alcanzar el objetivo y el calendario de cada acción.

Beneficios: Los resultados positivos que obtendrás, que te motivarán en los momentos difíciles. Es importante tenerlos por escrito.

Belén Stettler

Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.