La felicidad es la única emoción con connotación positiva entre las siete emociones fundamentales. Cinco de ellas son negativas (pena, enojo, temor, repugnancia y desdén), y otra posee una connotación neutral, la sorpresa. La manifestación facial de la alegría es reconocible a mayor distancia que las demás, y también es más sencilla de identificar en el ámbito de la comunicación no verbal.
Los gestos faciales más destacados de la emoción de felicidad son el levantamiento uniforme de las esquinas de la boca y el realce de las mejillas.
Cuando intentas entender las emociones a través de las expresiones faciales, debes considerar que hay cinco grados diferentes de intensidad para medir la activación emocional
- Suave
- Leve
- Marcado
- Intenso
- Máximo.
En los primeros niveles, el cambio en la expresión puede ser sutil y difícil de notar, ya que la emoción puede estar comenzando a surgir, ser de intensidad moderada o estar intencionalmente atenuada. Por eso, es esencial desarrollar la habilidad de observación para reconocer las señales faciales.
A medida que avanzamos en los niveles 3, 4 y 5, la piel presenta una mayor cantidad de arrugas y marcas, lo que hace que las expresiones emocionales sean más visibles y sencillas de reconocer en el rostro.
Tipos de sonrisas ¿qué nos dicen de quién sonríe?
La sonrisa es una de las expresiones más comunes y significativas de nuestro rostro. Puede ser un reflejo de felicidad, diversión y bienestar, pero también puede revelar involuntariamente ansiedad, enojo o sarcasmo. Es una poderosa forma de comunicar nuestras emociones y estados de ánimo.
Esta reacción facial es una respuesta común ante diversos estímulos. Además, la sonrisa es parte de un estereotipo físico y un tipo de percepción que se tiene de la persona.
Sonreír involucra la activación de 17 músculos, situados alrededor de la boca y los ojos. Este gesto facial se compone de dos fases consecutivas. La primera y la segunda etapa son necesarias para completar la acción de sonreír.
En el primer paso de sonreír, se contrae el labio superior y la zona entre la nariz y el labio, lo que forma el pliegue nasolabial. En el siguiente paso, se tensan todos los músculos alrededor de la boca, los músculos periorales, para elevar el labio superior al máximo y generar una expresión de ojos entrecerrados.
Existen diferentes maneras de clasificar la sonrisa. Dependiendo del nivel de conciencia, se pueden distinguir tres tipos: la sonrisa voluntaria, la sonrisa estática y la sonrisa involuntaria. La sonrisa voluntaria puede o no estar vinculada a una emoción. La sonrisa estática, en cambio, es constante y repetible. Por último, la sonrisa involuntaria está motivada por la alegría y refleja una emoción genuina.
Ventajas de sonreír con frecuencia
Sonreír es una de las herramientas más valiosas que poseemos para fomentar la confianza, y lo mejor de todo es que no cuesta nada. A medida que las personas envejecen, lamentablemente reducen de forma drástica la cantidad de veces que sonríen a lo largo del día. Es una triste realidad que se ha demostrado en estudios, donde se indica que mientras los niños pueden sonreír entre 300 y 400 veces diarias, los adultos lo hacen solo entre 40 y 50 veces. Más allá de los efectos perjudiciales que esto tiene para la salud, como debilitar el sistema inmunológico, aumentar el estrés y disminuir la sensación de bienestar, esta disminución en la sonrisa también tiene graves consecuencias en el desarrollo de nuestras relaciones personales y profesionales, afectando negativamente nuestra comunicación interpersonal.
Sonreír es una de las herramientas más efectivas que tienes a tu disposición para mejorar no solo tu bienestar, sino también el éxito de tus comunicaciones. Algunas de las principales ventajas de sonreír son:
- Fortalecer tus habilidades comunicativas te brinda numerosos beneficios.
- Te ayuda a generar mayor confianza y credibilidad entre los demás.
- Además, facilita tus interacciones y relaciones sociales, ejerciendo un efecto positivo en quienes te rodean.
- Tu expresión facial se vuelve más agradable y atractiva, lo que te hace percibir como una persona amable, cordial y satisfecha consigo misma.
Estas capacidades te abren puertas tanto a nivel personal como profesional, y tienen un impacto suavizador en el comportamiento de los otros.
La sonrisa tiene un don extraordinario: se propaga como un virus alegre, contagiando a quienes te rodean y haciendo que se sientan más cómodos en tu presencia. Incluso una sonrisa fingida puede inspirar otra sonrisa fingida en respuesta.
Aprende a diferenciar una sonrisa fingida de una genuina
La sonrisa genuina, llamada sonrisa de Duchenne, involucra la activación de dos grupos musculares: los de la boca y los alrededor de los ojos, lo que hace que estos se cierren y aparezcan las conocidas “patas de gallo”.
Los músculos de la boca están bajo nuestro control, a diferencia de los ojos, que se mueven de forma automática. Esto nos permite diferenciar una sonrisa fingida de una genuina. Una sonrisa falsa se limita a los labios, mientras que una sincera involucra tanto la boca como los ojos.
Belén Stettler es una líder en comunicación política con una sólida formación académica y experiencia profesional. Como becaria del prestigioso programa Fulbright, participó en un programa de Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde se especializó en liderazgo y estrategias políticas. Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con orientación en opinión pública y publicidad, Belén ha desarrollado una carrera enfocada en la comunicación estratégica. Completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, destacándose en la planificación y ejecución de estrategias de comunicación para la gestión pública. Con más de una década de experiencia, ha trabajado tanto en el sector público como privado, capacitando a líderes y funcionarios en habilidades de comunicación y liderando campañas a nivel nacional, provincial y municipal.